Etudes de Critique biblique, astrologique nostradamiquej et linguistique.
mercredi 10 janvier 2024
Silvia Isabel Gamez El tragico final del hijo de Nostradamus
El trágico final del hijo de Nostradamus
mayo 18, 2020
Silvia Isabel Gámez
El Couvent des Chèvres, o Abadía de Saint Pierre de Rompon, declarado monumento histórico en 1927, está prácticamente en ruinas. Entre los restos que aún pueden admirarse se encuentra esta escalera de caracol. (Fotos: Remi Mathis / Wikimedia Commons).
La figura de Michel de Nostradamus le Jeune (el Joven) está rodeada de misterio; tras una fulgurante aparición —ya sabrán por qué—, su recuerdo se hunde en el olvido. A partir de los escasos datos existentes de su biografía, el historiador Jacques Halbronn piensa que podría tratarse del primogénito del gran vidente Michel de Nostradamus, mientras que el filósofo Patrice Guinard considera que es uno más de los usurpadores de su apellido.
Ambos investigadores consignan que, tras la muerte de Nostradamus en 1566, surgieron numerosos imitadores de sus escritos. Unos se autodenominaban sus discípulos, como Florent de Crox, Pietro Bianchi da Luccioli y un tal Le Maistre; otros imitaban su estilo, como Antoine Crespin Nostradamus, y varios más eran farsantes que se aprovechaban de la falta de escrúpulos de los editores y el hambre de profecías de los lectores.
Entre este último grupo hubo varios usurpadores del apellido Nostradamus, que incluían a dos presuntos sobrinos, Philippe y Henry. Sobre el primero, un hermano del vidente, Jean, llegó a escribir una carta en la que negaba cualquier vínculo familiar. En el siglo XVIII surgió en Lovaina un adivino conocido como Jean Baptiste Nostradamus, mientras que a finales del siglo XIX, en Covent Garden, otro se hizo llamar Gabriel Nostradamus.
Michel de Nostradamus le Jeune publicó Predictions pour vingt ans, con profecías que abarcan veinte años, hasta 1583. Puesto que el volumen más antiguo que se conoce es de 1568, Halbronn cita a Theophilus de Garencières en su “Brief discourse on the life of M. Michel de Nostradamus” (1672), que registra 1563 como el año de su primera edición, lo que coincide con el periodo que consigna. La obra recupera materiales de diversos autores hallados en la biblioteca de Nostradamus, por lo que Halbronn plantea que Michel debió formar parte de la familia para poder tener acceso a estos documentos.
El hijo de Nostradamus firmó también en 1571 el libro Predictions des choses plus memorables, cuyas profecías se extienden hasta 1585, y en donde aparece identificado como doctor en medicina.
Halbronn defiende la hipótesis de que Michel pudo haber sido el primer hijo del matrimonio de Nostradamus con Anne Ponsard, celebrado en noviembre de 1547. El historiador considera factible que publicara Predictions pour vingt ans en 1563, a la edad de 15 o 16 años, bajo la guía de su padre.
Las fuentes difieren sobre el número de hijos que tuvo Nostradamus: Jean-Aimé de Chavigny, secretario del vidente, asegura que fueron seis: Madeleine, César, Charles, André, Anne y Diane, mientras que Balthazar Guynaud, en una obra de 1693 dedicada a analizar Les Prophéties, sostiene que tuvo tres hijos y una hija. El primero, de nombre Michel, escribe Guynaud, se dedicó también a hacer predicciones como su padre, pero no tuvo éxito y abandonó “esta ciencia” después de publicar en París en 1563 un “Tratado de Astrología”.
Un tercer autor, Palamède Tronc de Coudoulet, considerado por el investigador Robert Benazra descendiente de Nostradamus, asegura en una breve biografía del vidente aparecida en 1701 que tuvo cuatro hijos y tres hijas, siendo Michel el primogénito y César el segundo. Como apunta Benazra, no se han encontrado documentos oficiales que confirmen la existencia de un primogénito de Nostradamus con el nombre de su padre.
¿Pudo haber sido borrado Michel del testamento de su padre y negado por su hermano César, considerado el primogénito? Halbronn lo cree posible. La clave está en su deshonrosa muerte y en el deseo de salvaguardar el honor familiar. Para lograrlo, su nombre se convirtió en leyenda.
Tras las murallas
Según el Album du Vivarais, de Albert Du Boys, publicado en 1842, durante las guerras de religión que asolaron Francia en el siglo XVI se instaló tras los muros de la población de Pouzin una guarnición de hugonotes que logró resistir el asedio de las tropas católicas desde el Ródano.
El rey Enrique III nombró en 1574 gobernador del Languedoc a François de Montpensier, delfín de Auvernia. Ese mismo año, este ferviente católico se propuso como objetivo tomar Pouzin. El 13 de octubre, catorce cañones abrieron fuego contra sus murallas. Los pobladores lograron contener el asalto de dos mil soldados, a pie y a caballo, pero murieron 800 hombres en la batalla.
Al auxilio de Pouzin acudió uno de los jefes del ejército hugonote, Jean de Saint Priest de Saint Romain, quien tras ser reprendido por el Papa Pío V por favorecer el calvinismo, había abandonado su cargo de arzobispo de Aix para tomar las armas. Al evaluar la situación, consideró que la derrota era inevitable y coordinó la evacuación de sus habitantes. Al abrigo de las sombras y en silencio, huyeron sin que sus sitiadores lo notaran, logrando resguardarse en la cercana población de Privas.
Montpensier ordenó al día siguiente a sus soldados que entraran en Pouzin por las brechas abiertas en las murallas. “Para su gran sorpresa, todas las casas estaban desiertas”, escribe Du Boys. Las tropas saquearon e incendiaron las casas: “Todas, salvo una, fueron devoradas por las llamas”.
Pudo ser el escritor hugonote Théodore Agrippa d’Aubigné, contemporáneo de Michel, quien diera origen a su leyenda. En su Histoire Universelle (1626) ofrece una versión alternativa de los hechos de Pouzin que ha sido retomada a lo largo de los siglos, sin apenas variantes, por numerosos autores.
D’Aubigné escribe que un “joven Nostradamus” —no menciona su nombre—, hijo del vidente, acompañaba al ejército católico en el asedio a Pouzin. Cuando uno de los jefes militares, Saint-Luc, le consultó sobre el futuro de la población, respondió “después de pensarlo profundamente” que perecería devorada por el fuego.
Una vez que traspasaron los muros de Pouzin, los soldados se dedicaron al saqueo. Michel fue sorprendido entre el tumulto prendiendo fuego a las casas; así garantizaba el cumplimiento de su profecía. Al día siguiente, Saint-Luc lo convocó a una reunión y le preguntó con ironía: “Maestro, ¿no prevé hoy sufrir un accidente?”. Ante su negativa, lo golpeó con su espada en el vientre y luego le echó encima su caballo, que de una patada le reventó el bazo. Desde 1574, el rastro del joven adivino desaparece; no se publican nuevas obras con su nombre ni protagoniza ningún hecho.
Otra imagen de las ruinas del convento, en la que es posible advertir la posición estratégica que tenía la antigua población, a las orillas del Ródano. A su lado, junto al supuesto retrato de Michel de Nostradamus le Jeune que aparecía en Predictions des choses plus memorables (1571), puede verse una versión anterior del mismo, que representa a su padre, Michel de Nostradamus, en una edición póstuma de Les Prophéties.
El conocido escritor francés François de La Mothe Le Vayer retoma el tema en una publicación de 1640, De l’instruction de monseigneur Dauphin. Interpreta lo ocurrido en Pouzin como un intento del “joven Nostradamus” por conseguir la fama de su padre, y atribuye su crimen al enojo del “orgulloso” Saint-Luc, que al descubrir su mentira hizo que su caballo lo pateara en el vientre hasta matarlo.
La edición publicada en 1772 de Les bibliothèques françoises de Lacroix du Maine et de Du Verdier incluye un comentario histórico del erudito francés M. de la Monnoye, que identifica a Michel de Nostradamus le Jeune como el hijo del vidente muerto en Pouzin. Otra nota agrega que pudo haber servido al ejército como adivino, pues no era raro que los militares consultaran a augures en sus campañas, dando un gran peso a sus predicciones.
En 1788, el arqueólogo e historiador francés Jacques-Antoine Dulaure publica Description des principaux lieux de France. En esta obra, al referirse a los hechos de Pouzin menciona nuevamente a Michel como el joven hijo de Nostradamus, e identifica al jefe militar que le da muerte como el capitán d’Espinay Saint-Luc.
Debido a que las primeras fuentes conocidas no registran el nombre de Michel, Halbronn señala que Luis Moréri en su Grand dictionnaire historique (1674) —obra que fue reeditada y ampliada durante más de un siglo— escribe que fue su hermano César quien “recibió un disparo” en Pouzin. Autor de una Historia y crónica de Provenza (1613), y con talento para pintar retratos, César murió en 1630.
Sin fosa segura
Otros autores que retoman el trágico final de Michel de Nostradamus son el aristócrata francés Louis-François de Villeneuve-Bargemont en su Histoire de René d’Anjou (1825), el historiador suizo Jean Henri Merle d’Aubigné en Histoire de la Réformation du XVIe siècle (1835-1853), y Paul Lacroix en Le Moyen-âge et la Renaissance (1851), quien escribe que Nostradamus, “tan infalible en sus predicciones”, no pudo advertir a su hijo sobre el “terrible castigo” que terminaría con su carrera.
En su biografía Nostradamus (1840), el francés Eugène Bareste se refiere a este hecho como pretexto para atacar al teólogo Laurent Bordelon, que en su libro De l’astrologie judiciaire (1710) —una crítica de los falsos profetas— insinúa que en su embuste el joven Michel siguió los pasos del padre.
Es cierto que Michel fue aplastado por un caballo después de la captura de Pouzin, escribe Bareste, una desgracia que —según afirma— podría sucederle a cualquiera, pero cuestiona con ironía la “rara inteligencia” del caballo de Saint-Luc”, pues en la versión del teólogo, una vez que el militar “toca” con la punta de su espada al joven Nostradamus, el caballo lo mata de una patada en el vientre, como si el gesto de su amo hubiera sido interpretado como una orden por el animal.
Queda pendiente aún una pregunta: ¿quién fue el misterioso personaje que asesinó a Michel? En ninguna de las fuentes consultadas aparece su nombre, pero es muy posible que se tratara de François d’Espinay, señor de Saint-Luc, descendiente de una antigua familia normanda, criado en la corte real y favorito del rey Enrique III.
Apodado el Valiente, Saint-Luc nació en 1554, de modo que en los hechos de Pouzin habría tenido 20 años. Miembro de la Orden de Malta, fue nombrado gran maestro de artillería en 1596. Al año siguiente, el 8 de septiembre de 1597, falleció en el sitio de Amiens, cuando un disparo de arcabuz le destrozó la cabeza. Fue enterrado en el Convento de los Celestinos de París.
Le Pouzin, como se le conoce actualmente, está flanqueada por el Ródano y su afluente, el Ouvèze; se ubica al sur de Francia, a 200 kilómetros de Marsella. De la población medieval quedan pocos vestigios. Un puente romano que se cree fue construido en el siglo II, y los restos del Couvent des Chèvres, donde se fundó una iglesia dedicada a san Pedro que posteriormente se convirtió en priorato benedictino. Se cree que el espacio, del que solo quedan ruinas, fue abandonado durante las guerras de religión, tal vez después de ser incendiado por el joven y trágico Michel de Nostradamus.
Silvia Isabel Gámez
Periodista cultural y editora desde hace 30 años. De origen catalán, vive desde que era adolescente en
México. Trabajó durante más de dos décadas como reportera en la sección Cultura del periódico Reforma,
de la que también fue editora. Ha dado clases en Televisa Digital, ha editado informes para Cimac y el ITAM,
ha colaborado en Nexos y el suplemento Confabulario de El Universal. Coordinadora editorial del memorial
Matar a Nadie de la colectiva Reporteras en Guardia e integrante del Grupo sobre Reflexión y Cultura
(Grecu), forma parte del cuerpo docente de la Maestría en Periodismo y Gestión Cultural de la Escuela de
Periodismo Carlos Septién García. Actualmente es editora del sitio A dónde van los desaparecidos.
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